5-Herrado y aplomado de una infosura crónica

Herrado y aplomado de una infosura crónica

Existe un problema o defecto de enfoque en algunas de las personas que están en el entorno de los caballos, que habría que catalogar, de tal manera que no perciben los detalles ni circunstancias que suceden en el “final de sus extremidades” llamados cascos, sólo queda en sus pupilas algo parecido a la imagen que vemos de esta yegua.

Éste es otro caso de ésos que al menos puede servir para concienciar y dar esperanzas a otros animales que se vean afectados de igual forma.

Se trata de una yegua aparentemente feliz e integrada en un paraje precioso pero cuando nos detenemos a observar sus cascos todo cambia. Un conocido mío deseaba adquirirla y recuperarla, lo que me llevó hasta ella. Al llegar al sitio la encontré en estas condiciones.

Poco supe de su historial salvo que hace un año estuvo afectada por una infosura y no logrando su rápida recuperación se la dejó en libertad para intentar que mejorara, pero desde entonces poco se ha hecho por sus cascos y el empeoramiento es visible.

  

Es evidente el crecimiento anormal con multitud de ceños y un visible cambio de ángulo del casco en su cara dorsal; en la foto inferior, en su suela apreciamos unas barras amplias y fuertes así como su ranilla, responsables como parte indispensable del apoyo de poder mantenerla en pie y haberse ido adaptando a la situación tan lamentable en la que se encuentra.

   

Como ya sabemos, el casco está formado por unas seiscientas láminas primarias, con unas sesenta secundarias por cada una de las anteriores, que forman la estructura necesaria para dar soporte a la parte interna del casco; en la foto superior izquierda la flecha roja nos muestra el ensanchamiento de las láminas como consecuencia del desplazamiento del tejuelo y en la de la derecha al reaplomar y devolver al casco a unas dimensiones aceptables, nos encontramos con parte del tejido necrótico que iremos eliminando poco a poco.

Una vez eliminado todo el ensanchamiento de la línea blanca intentamos recuperar las proporciones normales del casco; no se evidencia ningún hematoma en la suela por delante de la ranilla, por lo que podemos pensar que el tejuelo, aún estando rotado o hundido, se encuentra estable y en este momento no ejerce presión.

En este caso opté por colocar una herradura de aluminio Kerckhaert al revés a modo de Napoleónica, transfiriendo el peso a la parte posterior del casco donde la ranilla y las barras, que están menos afectadas, serán las responsables de realizar la función de soporte.

Este tipo de herraje con la zona anterior libre permite, por un lado, aliviar el peso que soportan las láminas afectadas en la parte dorsal del casco que contribuirá al necesario restablecimiento de la circulación vascular; del mismo modo, esta herradura ayudará mecánicamente a disminuir la tracción del Tendón Flexor Profundo relacionado íntimamente por su inserción anatómica con la estabilidad del tejuelo, facilitando el despegue del pie en el momento de partir del suelo.

   

En un caso como éste, en el que carecemos de información radiológica sobre la situación exacta de la tercera falange en cuanto a su ángulo dorsal y palmar, podemos evaluar a simple vista que en los posteriores el ensanchamiento de la línea blanca es varias veces superior al de las extremidades anteriores, es decir el desplazamiento del tejuelo es mucho mayor.

En la foto inferior izquierda observamos, en otro caso, cómo el desplazamiento en la rotación de la tercera falange es rellenado de tejido, formando lo que se denomina “cuña laminar”, así según sea el desplazamiento nos mostrará un ensanchamiento mayor o menor en la visión de la línea blanca de la suela, como se observa en la foto de la derecha.

En estas imágenes se puede constatar perfectamente el crecimiento anormal de las láminas y el desplazamiento de la suela.

  

Al igual que en las extremidades anteriores se procede a un aplomado que intente devolver el paralelismo de la cara dorsal del casco con la cara dorsal de la tercera falange; para ello procedemos a disminuir la altura de los talones para intentar que el ángulo palmar del tejuelo esté en el rango de 3-6 grados según su aplomo y por último fabricar un rolling en el borde anterior del casco lo más pronunciado posible, mientras la consistencia de las láminas de la suela lo permitan, para poder facilitar la salida del suelo.

   

Una vez ejecutadas estas correcciones podemos observar la diferencia notable que se establece en su aplomo facilitando desde todos los puntos de vista su mejora biomecánica.

  

Una vez más la satisfacción de la labor hecha queda demostrada con el simple hecho de contemplar la yegua, aunque durante mucho tiempo su estado fuera lamentable hoy sin duda hemos logrado algo que es lo mínimo exigible por encima de su problema,

“Ser responsables de mejorar su bienestar y calidad de vida”

…Por confiar de nuevo y volver a creer …