14- Retracción tendinosa adquirida por lesión

14- Retracción Tendinosa adquirida por lesión

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El caso clínico que se muestra a continuación nos muestra una retracción severa de las estructuras Tendinosas Flexoras de la extremidad posterior izquierda como consecuencia de una lesión anterior de  Fractura Pélvica.

Se trata de una yegua de mediana edad que se encontró en un estado lamentable y que se entregó para su sacrificio humanitario tras convencer  el veterinario a su propietario. Esta presentaba a simple vista, asimetría pélvica con una evidente atrofia por pérdida de masa muscular debido a  un traumatismo tiempo atrás.

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La inactividad y la falta de corrección sobre el  aplomo del miembro afectado, ha sido la responsable de la retracción de los tendones flexores afectados que muestra el animal, ésto le impide hacer un apoyo correcto de la extremidad, luxando a cada paso el menudillo hacia delante, impidiendo la extensión de los flexores, forzando en exceso y presentando riesgo de rotura para el Tendón Extensor Común de las Falanges.

Todo lo anterior consigue que cualquier intento por parte del animal de caminar o mantenerse en pie sea un verdadero desafío, haciendo, de lo que sería algo llevadero (aún con su lesión antigua)  una verdadera tortura.

Cuando tuve contacto por primera vez con esta yegua nada más rescatarla, caminaba como se puede apreciar en el siguiente video.

Evidentemente ha existido una falta de atención necesaria en el aplomado y regularización del apoyo tras la lesión,  que hubiera evitado tales consecuencias.

Aunque su destino ya estaba comprometido y decidido, junto con el equipo veterinario se tomó la  decisión de paliar o intentar mejorar la situación en que se encontraba y me puse manos a la obra.

En primer lugar procedí a regularizar el aplomo.

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Sin duda además de recuperar estructuras del casco que estaban abandonadas completamente, tenemos que intentar restablecer un eje podofálangico adecuado y en el recortado procederemos a eliminar toda la parte de talón posible que ha crecido exageradamente ante la falta de apoyo.

Una vez realizado ésto tenemos que buscar el mecanismo por el cuál podamos forzar la pinza del casco y obligar a extender éste, intentando recuperar la funcionalidad normal de un apoyo plano del pie. Existen varios modelos de herraduras con extensiones dorsales para intentar lo que perseguimos, pero siempre soy partidario de realizar a medida lo que necesito en cada caso, combinando el bricolaje con las necesidades.

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La  base de la extensión añadida viene a ser un tercio de la herradura que se ajusta al casco y posee una prolongación en ángulo con forma de T para impedir la palanca que se produciría y que ejercerá tensión sobre los clavos que la fijan al casco, pudiendo arrancarse fácilmente.

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Siempre que intentamos forzar este tipo de aplomo  en las diferentes patologías  que se pueden dar, hay que tener en cuenta el grado de retracción, la causa, la edad del animal y las particularidades de cada individuo que lo han llevado a esa situación; en todas ellas se realizará una valoración  junto con el equipo veterinario e incluso en algunas de ellas será necesaria la actuación conjunta, como por ejemplo, las retracciones que requieran intervención  quirúrgica para la realización de la desmotomía del ligamento accesorio de la estructura flexora afectada, que necesitará tras la intervención, del herraje terapéutico adecuado.

Actuaremos  de una forma progresiva para adecuar  las estructuras afectadas a su nueva situación, combinando la extensión dorsal con una cuña o alza en los talones, intentando disminuir la tensión excesiva para el tendón afectado e ir  bajando progresivamente según la evolución del caso.

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Por la particularidad de nuestro caso, y el período corto de adaptación del que disponíamos, se optó por compensar con extensión más prolongada de los talones en la parte posterior de la herradura y ver cuál era su evolución.

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Tras realizar el aplomado y colocar la herradura fabricada quisimos ver la reacción inmediata del animal, que se muestra en el siguiente video.

Como se observa existe dificultad para realizar un apoyo plano, pero evitamos desde el primer momento  el vicio adquirido y la luxación del menudillo hacia delante.

Se  colocó al animal en un box con suelo firme de goma y se recomendó realizar de forma pasiva y manual extensiones del menudillo varias veces al día en su box; a partir del quinto día, además de continuar con lo anterior se procedió a ejercitar las estructuras con paseos de cinco minutos dos o tres veces al día, y el décimo día se volvió a valorar la progresión, encontrándose como se muestra en el siguiente video.

Como se puede observar realiza un apoyo plano con bastante cadencia aún teniendo en cuenta que la lesión anterior que provocó el problema no va a permitir nunca un tranco correcto; el tercio anterior cuello, cabeza etc., se muestran relajados en la marcha y se aprecia el cambio que da una comodidad y una normalidad evidente al animal. Creo que en sólo diez días hemos corregido el problema secundario del aplomo, permitiendo una calidad de vida óptima para el problema ante el que nos encontrábamos.

Posteriormente debemos ir acortando la extensión dorsal  de la herradura hasta su normalización e incluso en unos meses una vez que esté adaptada, se podría hasta prescindir de ésta y mantenerla con un aplomado correcto como el resto de extremidades.

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REFLEXIONES:

Aún recuerdo el primer día cuando la vi, en un círculo rodeada de gente que observaba tal despropósito por el estado en que se encontraba; podía oír los comentarios enfurecidos de algunos indignados por lo que tenían delante, y ajena a todo, sumida en una profunda depresión con la cabeza baja y una mirada triste,  asumía su papel de observada con su pie retraído sin apoyar, como había asumido tras su lesión los incontables minutos, días y meses en que nadie hizo nada por aliviar su problema. Sé que estaba en libertad, ¿cómo podría mantener el rol en su grupo con los demás para alimentarse? huir? reivindicar su posición? qué grado de frustración ha podido experimentar al no ver solución a su problema, es más, ni saber siquiera si la tiene.

El ser humano a veces de una forma reprochable o no, puede decidir en ocasiones poner fin a su propio sufrimiento, elegir al menos, pero ellos, los caballos no tienen esa capacidad  ni oportunidad e impasiblemente se conforman con su situación y continúan con su existencia por lamentable que sea.

No logro entender (y son muchos años de profesión….) dónde queda éso que mueve a una persona a hacerse cargo de un animal, criarlo, montarlo, disfrutar de él, etc. , etc.  cuando observa cómo sufre en cada instante y lejos de buscar soluciones o remediar su mal, observa impasible el estado lamentable en que se encuentra “SU”  animal.

Apenas una hora de trabajo sirvió para sacarla de su estado y diez días más para cambiar su suerte, ¿tan difícil y costoso era?, Vergonzoso sin duda.

Podría hablarles durante horas de lo que capté en su mirada en días posteriores a su recuperación, su forma de apoyar su cabeza en mí cuando la sujetaba para revisar su herraje, pero éso me lo guardo,  es mi Tesoro Personal y muchos de Vds. ya saben de lo que les hablo…, fueron momentos de ésos en los que algunos días uno se siente especial y más orgulloso de este trabajo.

PD. La yegua que tenía como destino  su sacrificio humanitario inminente, gracias a las condiciones de vida que le pude proporcionar en su nuevo estado, pudo evitar su destino inmediato. Mi agradecimiento al Veterinario que la rescató dándome la oportunidad  de que se cruzara en mi camino, gracias Iván.